Coaching Nutricional

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En un alto % de casos, el disponer de una dieta adecuada no es garantía de que vayamos a tener éxito con el tratamiento porque hay que tener la fuerza de voluntad suficiente para llevarla a cabo.

Los PROBLEMAS DERIVADOS DE UNA ALIMENTACIÓN INCORRECTA no suelen ser fruto de conductas breves y puntuales sino más bien consecuencias de MALOS HÁBITOS ADQUIRIDOS A LO LARGO DE LOS AÑOS. Por eso son tan difíciles de combatir.

Nuestra mente conspirará contra nuestras buenas intenciones para que sigamos haciendo aquello a lo que estamos mal acostumbrados. Hay cientos de 'pensamientos saboteadores' que nos saldrán al paso a la hora de seguir una dieta y que nos servirán de excusas para que nos saltemos el plan propuesto o incluso para que abandonemos por completo. Ansiedad, desesperación, aburrimiento,...etc., son emociones para las que, si no disponemos de recursos que las controlen, terminarán disparando las antiguas conductas alimentarias que deseamos contrarrestar. Casi todos los intentos de dietas que fracasan son por este motivo.

El COACHING NUTRICIONAL son una serie de estrategias fundamentadas en la Terapia Cognitiva y en la PNL que se van trabajando con los pacientes durante todo el proceso (e incluso antes de iniciar el tratamiento dietético). Este esfuerzo complementario hace que aumente exponencialmente el ÉXITO A LA HORA DE CONSEGUIR SEGUIR UNA DIETA HASTA EL FINAL y que se alcancen los objetivos propuestos con mayor facilidad. Se trata de forzarnos a adquirir alternativas mentales por medio de ejercicios diarios (para disponer de ellas cuando las necesitemos) y así poder contrarrestar estas excusas, justificaciones o falsos motivos.

La voluntad es una especie de músculo cuya fuerza también se puede trabajar de esta manera.

Se proponen por escrito (con revisión vía e-mail) reflexiones, tareas y compromisos para que cada persona complete en su día a día; y se van enseñando, en breves y simples lecciones, los conocimientos básicos sobre nutrición para que sea posible escoger, planificar y elaborar los menús saludables de manera autónoma (con el tiempo la ayuda del profesional ya no será necesaria). Hay una comunicación diaria entre paciente y terapeuta para que esta dinámica no caiga en saco roto.